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¿Por qué es importante una buena y correcta exfoliación?

¿Por qué es importante una buena y correcta exfoliación? 1

Si está bien lograda, la exfoliación es genial. Suaviza la piel, retira las impurezas y favorece la regeneración celular. Pero, si lo que utlizamos es un producto inadecuado, con un formato que no te va bien o lo mezclamos con lo que no debemos, el resultado está lejos de ser el deseado.

La exfoliación es, básicamente, un potente método de limpieza y regeneración de la superficie de la piel (la capa córnea), un reseteo en profundidad, pero hay que tener algunas precauciones para que esta técnica prodigiosa no se convierta en un problema.

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Qué debemos saber sobre la exfoliación

  • Las pieles secas también necesitan exfoliarse: No hay que creer que por tener un cutis más bien seco la exfoliación va a tener deshidrtando aún más la piel. Este tipo de cutis necesita, como el resto, un saneamiento en profundidad de forma periódica, especialmente a medida que pasa el tiempo y sumamos años. Eso sí, para evitar daños, hay que elegir una fórmula en crema que contenga hidroxiácidos y a continuación colocar una hidratante que sea bien untuosa. Solo si padeces rosácea o determinadas formas de dermatitis hay que abstenerse y es mejor acudir a un dermatólogo para que receta un producto específico.
  • Se puede exfoliar la piel aún si se padece de acné: si tenés espinillas, puntos negros o granitos, la piel es una de las mejores candidatas para una exfoliación controlada, la cual permitirá retirar el exceso de sebo y desincrustar los poros. Lo más recomendable en este caso son los peelings con ácido glicólico o salicílico, y para eliminar la grasa, mascarillas de arcilla o de carbón. Nada de elegir aquellos tratamientos con partículas de arrastre (cáscaras de frutos, esferas de sílice o aluminio), porque pueden empeorar las lesiones de este tipo de piel.
  • No usar exfoliantes corporales ara el rostro: ni a la inversa. Los productos destinados al cuerpo contienen gránulos más duros, porque la piel del cuerpo es más resistente, así que podrían relamente dañar el cutis, y si lo haces al revés, estarás malgastando activos que con toda seguridad no necesita el cuerpo.

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  • Todo en su medida justa: exfoliarse es fundamental, pero no hay que pasarse de rosca. Si tenés la piel grasa, mixta o gruesa podés repetir el proceso un par de veces a la semana. En el caso de las normales, conviene hacerlo cada 10 días y, para el caso de las pieles secas, sólo bastará con realizar la exfoliación dos veces al mes. Si te excedés, solo conseguirás irritar el cutis y hasta podés terminar ocasionando erupciones, ya que estarás dejando la piel desprotegida al eliminar todos los lípidos de la piel.
  • Detectar el problema y actuar al respecto: como ocurre con las cremas hidratantes, las fórmulas exfoliantes también son diversas y no todas sirven para todo el mundo. Identificá tu problema y no olvides de observar bien los activos que contiene del producto. En función de las distintas necesidades, optá por una que incorpore ácido kójico para difuminar las manchas, láctico para estimular el colágeno, acelaico por su función antiinflamatoria o linoleico para conseguir un extra de luminosidad.
  • Utilizar el exfoliante en el momento adecuado: si tenés una piel sensible o vas a utilizar un peeling que contenga ácido retinoico, es primordial asegurarse de que realizás el proceso de exfoliación por la noche. Y por el día, para evitar el riesgo de micropigmentaciones, colocar un fotoprotector después de la hidratante.