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5 errores que suceden al usar iluminador

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Los iluminadores se han convertido, por méritos propios, en uno de los productos estrella de muchas colecciones de cosmética del color. Si bien conseguir una piel jugosa y con luz siempre ha sido uno de los objetivos principales del maquillaje, lo cierto es que desde hace un tiempo, el iluminador ha ido convirtiéndose en imprescindible.
Siempre hemos intentado a la hora de maquillar o maquillarnos que la piel se vea bonita, jugosa e iluminada, pero es cierto que en los últimos tiempos el uso de los iluminador ha sido un boom, pues realmente hace que nos veamos más atractivas y que el maquillaje cobre un protagonismo mayor.
Sin embargo, hay que remarcar que debemos saber usar este producto para aprovechar sus beneficiosos efectos y no cometer errores que pueden, lejos de mejorarlo, arruinar nuestro maquillaje. Es muy importante tener en cuenta el tono de nuestra piel y, sobre todo, el efecto que deseamos conseguir con el iluminador. Igualmente la textura influirá en el resultado.

5 errores que suceden al usar iluminador

1. Elegir mal el tono y caer en el temido «efecto panda»

Al igual que sucede con la elección de la base de maquillaje, elegir mal el color suele ser un error básico. Nunca debemos utilizar un iluminador muy oscuro como polvos de sol porque aparecerán más las imperfecciones de la piel y avejentara el rostro. El tono depende de nuestra base pero también del efecto deseado. Los iluminadores muy blancos o claros son más adecuados para pieles claras. No porque sea “más claro” hay más luz. Tiene que quedar de manera elegante en nuestro rostro, y un iluminador muy blanco puede crear un efecto extraño en el rostro y hacer que nos equivoquemos en el resultado final. Si tenemos la piel más oscura o bronceada, conviene elegir tonos más dorados o bronces.

Para realizar un auténtico strobing, técnica que continúa muy en tendencia, tendremos que elegir el iluminador ideal teniendo en cuenta el tono de la piel. Para pieles más claras usaremos los tonos rosados, que además de dar el efecto glow, nos aportarán un tono saludable, dejando tonos más dorados para pieles bronceadas. Si elegimos un tono muy claro, lo que conseguimos es ese efecto panda que es bien feo y del cual sólo nos damos cuenta cuando ya es tarde.

2. La importancia de la textura

También la textura de los productos que utilizamos para iluminar tiene importancia. Ese efecto iluminador lo podemos conseguir desde la preparación de la piel con una prebase o hidratante específica. También, cuando aplicamos la base de maquillaje; por eso es importante elegir fórmulas que sean luminosas en vez de mates.

Un buen truco sería mezclar la base con unas gotas de aceite o crema iluminadora. Si queremos resaltar zonas del rostro como los pómulos, la nariz o parte del mentón, lo podemos hacer con iluminadores en polvo o crema, en función de nuestros gustos. Incluso, podemos mezclar varios tonos de iluminador, por ejemplo, utilizando un iluminador claro en la alto de los pómulos, el tabique de la nariz y el arco de Cupido, y un tono más oscuro, que puede ser melocotón para pieles claras o dorados y cobres en pieles más oscuras, sobre el pómulo (mezclado con el rubor), sobre los huesos de la sien y en la barbilla.

3. Darle un acabado poco sutil

Si la textura es fluida, podemos mezclarla con la base de maquillaje, o con nuestra crema de tratamiento de día, para dejar la piel tratada y luminosa, siempre y cuando el nácar sea diminuto. Así dejará un efecto dewy y no un efecto bola de Navidad.

También, podemos utilizarlos después de aplicar el maquillaje. En la textura de polvos compactos es importante que sea libre de talco, para un resultado más natural y ligero. Creamos así un efecto glow a medida.

Uno de los errores que más podemos cometer es utilizar un producto en exceso. Todo tiene que ser muy sutil porque si nos pasamos, podemos parecer una lamparita.

No solo dependerá de nuestra piel, sino del resultado que queramos obtener. Los líquidos se funden perfectamente con la piel, son perfectos para mezclar con la misma base de maquillaje o utilizar en looks muy ligeros y con poca cobertura. Los iluminadores en crema sirven para todo tipo de piel, siempre que busquemos un efecto más glow. El polvo es perfecto para los looks donde trabajamos mayor cobertura.

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4. ¿Se aplica con brocha o con las manos?

La mejor manera de aplicar los iluminadores líquidos es con la brocha de base de maquillaje, mientras que los cremosos lo mejor es que lo hagas con los dedos a pequeños toques encima de la base jugosa, y los de polvo también con la brocha 24 para crear un efecto velado precioso.

Si llevamos un generoso escote, no hay que dudar en aplicarlo sobre el pecho y las clavículas, pero siempre con brocha, para un efecto radiante de la piel.

5. Aplicarlo en el lugar incorrecto

Nunca hay que usar un iluminador compacto por todo el rostro como si de un polvo tradicional se tratara. Hay que limitar su uso a las zonas más salientes del rostro, donde se refleja la luz (entrecejo, parte alta de las mejillas, arco de cupido…), así como para dar puntos de luz a los ojos (lagrimal, arco de la ceja, etc).

Es importante la zona dónde se aplica. Normalmente, hay que abarcar una zona que es como si fuera un stick de hockey, desde el lagrimal, que baje y suba hasta la sien. Y , un último truco de experto: No utilizar iluminador líquido encima de un look con mucha cobertura porque sentiremos que no se adhiere de manera correcta o que crea pequeños vacíos.