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¿Qué es el Pathwork?

¿Qué es el Pathwork? 1

El Pathwork elabora un método de trabajo psicológico y espiritual, para la observación de uno mismo con una estructura teórica para organizar y comprender lo observado. Después de este primer paso, viene el trabajo de reconocer nuestras mascaras, nuestras defensas, imágenes, errores conceptuales, sentimientos negados y reprimidos, etc., con el fin de realizar un trabajo de toma de conciencia, purificación y transformación del Ser.

Sirve para todas aquellas personas que quieran conocerse en profundidad y para quienes repiten patrones o conductas -el típico «siempre me pasa lo mismo» o «me enrosco siempre con el mismo tema»- y para aquellas que estén dispuestas a conocer y enfrentar su propia sombra, para hallar la claridad al final del camino.

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El término Pathwork proviene de la unión de las palabras (en inglés), «path» que significa «camino» y «work» , trabajo. Fue creado por la austríaca Eva Pierrakos , quien comenzó con este método de trabajo en 1957 en New York, al descubrir que un guía espiritual -con una poderosa voz interna- intentaba comunicarse con ella para canalizar sus enseñanzas . Reticente y dubitativa al principio, finalmente Eva decidió aceptar su don y convertirse en un canal de transmisión de conocimiento espiritual. Y así, a través de años de escritura automática y charlas en trance, ella logró completar un total de 258 lecturas que son el equipaje esencial para iniciar el viaje del pathwork. Estos textos indagan en cómo lograr amor genuino hacia nosotras mismas, los otros y lo Divino -lo llames Dios, Buda, Alá o como quieras-. También abarcan un amplio espectro de las emociones humanas, con lo que resultan además en una poderosa herramienta terapéutica para observar nuestros pensamientos, conductas y emociones y aprender de nuestra propia vida, sin intentar cambiarla ni volverla perfecta. El fin preciado de este camino es nada más ni nada menos que la felicidad de un estado de conciencia más amplio, que nos permita experimentar la vida de una manera más completa .

La metodología del pathwork es esencialmente grupal (grupos de entre 10 y 15 personas) y los encuentros se realizan con una frecuencia semanal o cada quince días, aunque si hay personas con problemáticas muy profundas o en estados de crisis, también se pueden tomar sesiones individuales. Cada encuentro es coordinado por un ayudante o helper, capacitado y reconocido por la International Pathwork Foundation (en la Argentina, solo existen tres helpers), quienes guían las dinámicas de cada sesión. Una vez que el grupo está reunido, arranca el trabajo, que presenta algunos momentos diferenciados:

  • Despertar energético:haciendo movimientos físicos acompañados de una serie de respiraciones rítmicas, el cuerpo se va «despertando» para iniciar el trabajo. Lo ideal es que esta rutina de ejercicios sea realizada todas las mañanas -incluso antes de desayunar- por quienes practican este método, porque les proporciona al cuerpo y a la mente la energía necesaria para llevar adelante la vida y sentirse más vitales.
  • Activación de los chakras: luego se estimulan los seis centros energéticos, los cuales tienen correspondencia con distintas zonas del cuerpo humano, realizando una serie de movimientos con las manos y exhalaciones. A partir de este momento, ya se experimentan algunos cambios físicos: calor en el cuerpo y una sensación de repentina vitalidad y bienestar.
  • Trabajo grupal: luego de que todos se sientan formando un enorme círculo, el facilitador introduce el tema del encuentro basándose en algunas de las lecturas de Pierrakos, cuyos contenidos abarcan diferentes aspectos de la vida espiritual y profundizan sobre los grandes conceptos del pathwork. ¿Los principales? Muchos de los textos giran en torno a la responsabilidad por lo que hacemos y elegimos en nuestra vida, el trabajo con nuestro «yo inferior» (algo parecido al concepto de la «sombra» en el psicoanálisis), nuestras reacciones emocionales defensivas (por ejemplo, para descubrir qué sentimientos se esconden detrás de los enojos, tristezas y miedos) y la exploración de nuestro verdadero ser, liberado de las ilusiones.
  • Meditación: para finalizar cada encuentro, el facilitador guía una meditación consciente, con afirmaciones acerca de aquello que queremos para nuestra vida, para autoconvencernos de que las únicas responsables de lo que nos pasa en nuestra existencia somos nosotras.

Luego, los integrantes del grupo pueden exponer sus problemáticas individuales para que el helper -a través de una serie de preguntas- indague en la profundidad de su trauma y pueda sacarlo a la superficie. En esta instancia, es muy importante el rol del grupo, porque «sostiene» el campo energético necesario para transitar la terapia. Cabe destacar la fuerte comunión que se genera en los grupos, incluso a veces entre personas que no se conocen demasiado. Así, se propicia la apertura necesaria para compartir las problemáticas más íntimas.

«Tu vida no miente» es una de las afirmaciones claves del pathwork. Hay que tener la valentía para enfrentar los problemas que se nos presentan y poder avanzar en el camino, brindando las herramientas en las diferentes dimensiones del ser humano. A nivel físico,  desarrolla la conciencia corporal para identificar bloqueos y puntos de tensión , para obtener más placer físico y vitalidad y sentir bienestar y plenitud. A nivel emocional, ayuda a reconocer sentimientos y emociones, y lleva a asumir la responsabilidad sobre ellos. De esta forma, vas a lograr relaciones más profundas y amorosas con los que te rodean, conectando con el otro de una manera más genuina e identificando de qué forma -a veces incorrecta e inconscientemente- demandamos a los demás y ellos nos demandan a nosotros. A nivel mental, trabaja sobre las creencias distorsionadas de la realidad, usando el intelecto para reformularlas de acuerdo con la experiencia. La claridad mental aquieta los pensamientos y desarrolla la calma. También anima a perfeccionar un ego más sano y maduro; solo cuando el ego se fortalece y se purifica de sus ideas erróneas acerca de la vida y de su propia tarea es que puede mirar más allá de sí mismo y reconocer que es solo una parte -aunque una parte esencial- de nuestro yo. A nivel espiritual, la práctica fomenta la expansión de la conciencia y lleva al encuentro con la sabiduría interior.